Mamografías

Ahora que la mamografía suena como un servicio ‘prescindible’ en la cartera sanitaria, los responsables del ramo deberían echarle un vistazo al último número de la revista ‘The Journal of Medical Screening’. Un panel de expertos europeos reitera que esta prueba salva vidas.

Periódicamente se publican estudios que cuestionan los beneficios de este test -diseñado para detectar precozmente el cáncer de mama-, alegando que se sobrediagnostican demasiados tumores benignos que, de otra manera, nunca hubiesen progresado hacia un cáncer agresivo.

Sin embargo, pese a que este sobrediagnostico es una realidad, este último análisis europeo subraya que los beneficios de la prueba (en forma de vidas salvadas) superan a sus posibles riesgos.

Dos grupos (Euroscreen y Eunice), que han analizado los programas de mamografía de decenas de países europeos en la última década, subrayan que las muertes que se evitan gracias a un programa bianual a mujeres de 50 a 69 años duplica los posibles casos sobrediagnosticados.

Entre siete y nueve muertes menos

Concretamente, por cada 1.000 mujeres sometidas a este screening (cribado sistemático), mediante una mamografía cada dos años, se evitan entre siete y nueve muertes. A cambio, el precio que hay que pagar se traduce en cuatro mujeres sobrediagnosticadas.

Esto quiere decir que la mamografía diagnostica como cáncer maligno anomalías de la mama que, de no haberse realizado la prueba, jamás habrían causado una enfermedad agresiva a la mujer. Junto a este sobrediagnóstico, el problema de los falsos positivos es el otro que con más frecuencia se achaca a la mamografía.

En este caso, tanto Stephen Duffy (de la Universidad Queen Mary de Londres, Reino Unido), como Eugenio Paci (del Instituto de Prevención del Cáncer de Florencia, Italia), admiten la ansiedad que puede causar un resultado sospechoso que obliga a repetir la prueba, a análisis adicionales y, en los casos más invasivos, a realizar una biopsia de la mama que permita descartar definitivamente el diagnóstico de cáncer.

Conocer los riesgos

Los autores calculan que por cada 1.000 mujeres evaluadas, 170 tendrán que volver a ser llamadas para confirmar alguna anomalía apreciada en la primera mamografía. A ellas, suman otras 30 que tendrán que someterse a una biopsia para poder descartar que lo que se ve en la mamografía es un cáncer.

A juicio de los especialistas, lo importante es que las mujeres (pero también las autoridades sanitarias) conozcan toda esta información antes de someterse a esta prueba, cuya implantación, añaden, tiene importantes beneficios a largo plazo. De hecho, añaden, es posible que los riesgos de la mamografía sean hoy incluso menores que cuando se inició el trabajo (en 2001), debido a la mejor formación de los radiólogos y a la mayor precisión de imagen de la tecnología actual.

Y todo ello antes de concluir de nuevo: «Las posibilidades de salvar la vida de una mujer mediante un programa poblacional de screening con mamografía es superior a los riesgos de sobrediagnóstico; y estos resultados deben comunicarse apropiadamente a las mujeres de toda Europa».